FAPA considera que nos encontramos en un momento decisivo para la paralización de la LOMCE, con un comienzo de curso marcado por un ligero alivio en las políticas de recortes emprendidas por el gobierno del PP.
La situación es atípica porque la LOMCE se debe aplicar en Primaria, Formación Profesional Básica y los cursos impares de ESO y Bachillerato, a pesar del rechazo de toda la comunidad educativa y de los grupos políticos presentes en el Parlamento Español, con excepción del PP, a sabiendas de que en los próximos meses se pueda tomar el esperado acuerdo de su derogación.
La LOMCE ha impuesto un cambio de libros de texto superior al habitual en cualquier comienzo de curso. Este hecho es especialmente grave al ser a costa del esfuerzo económico de las familias que no acabamos de salir de la crisis, como pone de manifiesto el mayor número de solicitudes de becas de libros y de becas de comedor presentadas. Las ayudas de la Consejería a los Bancos de Libros son irrisorias, las editoriales se niegan a distribuir libros LOE y algunos docentes no se dan cuenta de que quizás fuera el momento de plantearse dar clase sin libros de texto o hacerlo con aquellos del currículo anterior.
La presencia de la maestra a jornada completa en las aulas de dos años ha sido nuestra demanda durante años y su retorno ha supuesto una mejora tanto para Infantil como para Primaria. Afortunadamente, las plantillas en los centros se han cubierto con más agilidad que en los cursos pasados, pero estamos a la expectativa de lo que pueda suceder a lo largo del curso con respecto a las sustituciones (demorarlas 10 días lectivos es algo que debe quedar en nuestra historia más gris). Por desgracia, las ratios no han variado con respecto a los cursos anteriores y siguen siendo excesivas, lo que dificulta la convivencia y el aprendizaje de nuestros hijos e hijas.
En Primaria es destacable el irregular funcionamiento de los programas PIPO en algunos centros y que las AMPA, de manera general y como resultado de la implantación de la jornada continua, están soportando una excesiva responsabilidad en la organización de actividades extraescolares.
Las familias con hijos e hijas en Secundaria están padeciendo la desinformación e incertidumbre de los programas de Mejora del Aprendizaje y el Rendimiento y las opciones de matemáticas de 3º surgidos de la LOMCE.
Nos ha parecido acertado dotar de una hora de tutoría a 1º de Bachillerato, en especial si es a costa de las de Religión, materia que FAPA aboga por que desaparezca de los currículos. Sin embargo, en Cantabria todo parece indicar que un año más la evaluación extraordinaria de Bachillerato será en septiembre, ocasionando una desventaja a nuestros hijos e hijas para poder acceder a plazas universitarias, pues éstas son cubiertas por los estudiantes de otras Comunidades Autónomas que la tienen en julio.
La privatización de la enseñanza sigue aumentando y en este curso se hacen efectivos los conciertos de nuevas unidades para la impartición de ciclos de Formación Profesional Básica (FPB). Los centros privados concertados por cada unidad de módulos obligatorios de PCPI de que disponían en el curso 13-14 ahora disponen de dos, una para primero y otra para segundo de FPB. Este hecho es especialmente sangrante si observamos lo escasa de la matrícula en estos ciclos y el hecho de que ésta podría realizarse en los centros públicos en mayor medida.
En formación profesional el proceso de escolarización ha sido tan caótico como en los cursos anteriores al establecerse un plazo ordinario y otro extraordinario en septiembre que dificulta la información, matriculación y comienzo de las clases. Como suponíamos, la oferta en plazas de la modalidad Dual no se ha reducido y desde FAPA estamos a la expectativa de ver que decisiones toma el nuevo gobierno con respecto al proyecto estrella del PP, que no hizo más que agravar el desempleo juvenil y aumentar la precariedad laboral.
Por último, FAPA hace un llamamiento a toda la comunidad educativa para que continúe participando de los Miércoles Verdes en tanto no se detraigan las medidas de recortes a la educación pública y la LOMCE siga en vigor. Ahora, al igual que hemos manifestado desde hace varios años, no podemos estar impasibles ante la imposición de una ley rechazada por la mayoría de la población. Es nuestra responsabilidad como madres y padres pedir que la LOMCE sea derogada.
En Santander, a 6 de octubre de 2015
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